Vamos a empezar por lo obvio, porque no veo otra manera de comenzar este escrito. Esto me obliga a empezar diciendo lo que mucha gente seguramente ya sepa: Manuel Vázquez Gallego era un genio en lo suyo. Y miren que lo suyo eran muchas cosas juntas- y revueltas en este caso, ¡ojo!- porque lo suyo podía ser – y de hecho fue- tanto el dibujo, como la historieta, el sablazo o el humor. Pero cuando mejor supo aplicar esa genialidad suya fue en su manera de vivir esta vida que alguien nos ha dado. La admiración y la envidia ante tanta genialidad fueron las que poco a poco me arrastraron a querer saber más y mejor sobre este genio y su obra.
Si bien mi afición al dibujo me ha mantenido de alguna manera ligado al mundo del tebeo, he de decir que nunca he sido un experto en el tema. Más bien soy un lector ocasional y un fiel seguidor de autores puntuales. Fue Chapeu el Esmirriau de Francisco Ibáñez el primer tebeo que recuerdo haber disfrutado plenamente, y el que me empujó a seguir buscando viñetas que satisficieran esa nueva necesidad que creó mi abuelo al regalarme aquel tebeo. Fuera como fuere, mis paseos por tiendas especializadas y de saldos llevaron a que me topase, apenas dos años antes de su muerte, con un material de Vázquez que hasta aquel momento desconocía y que, verdaderamente, me descubrió el potencial humorístico y el cachondeo y la alegría que aquel hombre – si se le dejaba algo de libertad- era capaz de plasmar en sus dibujos y bocadillos rebosantes de maestría. Había descubierto al que para mí siempre será el mejor historietista de todos los tiempos, by Vázquez.
Es un arduo trabajo recopilar material de la mayoría de los dibujantes de este país. Al poco interés que algunas editoriales – ¡ojo! que he dicho algunas- le ponen al hacer dignas ediciones del material que tienen entre manos, al caso de Manuel Vázquez se suma su peregrinaje por numerosas editoriales y publicaciones, lo que inevitablemente nos lleva a toparnos con una mayor dispersión de su obra. Esto hace aun más difícil la tarea de todos nosotros a la hora de intentar recuperar sus páginas. Por no ponernos en lo peor, diré que gracias a esta situación, Manuel Vázquez pudo disfrutar desplegando todo su abanico de posibilidades en revistas y publicaciones de distintas temáticas, que gozaron con la presencia sus dibujos y situaciones para todos los –buenos-gustos. Una extensa y variada obra que el propio Vázquez, junto con el editor de Glenat, Joan Navarro, comenzó a recopilar para dejar testigo de ella allá por el año 1995. Esta revista que “por todo el morro llamamos By Vázquez”- Joan Navarro- se vio truncada por la muerte del genio a escasos 6 meses de la edición del primer numero. El andar tras la búsqueda y “captura” de material Vázquiano, a pesar de resultar una tarea difícil, como he dicho anteriormente, tiene su gratificación directa, ya que siempre supone una sorpresa continua esa variedad de temática y dibujo de la que el autor era capaz. Leer la obra de Vázquez – o parte de ella, porque miren que me queda por descubrir y leer-, supone un inevitable acercamiento a su persona. Los que la conocen bien saben perfectamente de qué estoy hablando. Para los que no la conocen tanto, simplemente decir que “él fue su mejor personaje” – Manolito Vázquez-, y que, a través de sus viñetas, uno se puede ir haciendo una idea de su genialidad aplicada a vivir su vida y a alegrar inmensamente la de los demás, mostrándose siempre tal y como era, “uno de los tíos mas libérrimos que he conocido nunca –Jordi Amorós-.
Manuel Vázquez murió en octubre de 1995, casi casi el mismo día que Jesús Blasco, otro gran ilustrador. Desde entonces y hasta la fecha, unos cuantos valientes han sido los pocos que han querido recuperar parte de la obra del dibujante y evitar que tal genio fuese olvidado. Hay que agradecérselo a mucha gente; a Alejandro V. Cassasola, a Joan Navarro, a Manolito Vázquez y a la gente de Glenat, a Vicky Vázquez, a José Maria Conget, a Enrique Martínez Peñerada, a Jesús Cuadrado y la gente de Sinsentido, a la gente de paginas como 13 Rue del Percebe o de Blogs como Lady Filstrup, a los asiduos a Foros como el de laTIA.com y a otra mucha gente que ha trabajado y está trabajando en honor de Vázquez y que, por culpa de mi ignorancia supina, no soy capaz de citar aquí ahora mismo. El caso es que un servidor, con el mismo afán de rendir tributo a Vázquez y, digámoslo, de satisfacer la necesidad de sentirme lo más cerca posible de las andanzas del genio, llevaba un par de años recorriendo hemerotecas y rastros recopilando información y material Vazquiano para escribir un libro. Como ya habrán podido comprobar, no podría decirse que mi fuerte sea precisamente el arte de las letras, por lo cual del libro pasé a encapricharme de hacer un documental… y ¡oigan, en estas estamos! Tras embarcar en esta aventura a mis amigos y conocidos estamos disfrutando de lo lindo con toda la gente que nos está ayudando, gente que pudo disfrutar del Genial Vázquez, y que ahora nos empapan de su genialidad. Y esto va a ser lo que pretenda este documental, acercar al resto de la gente al Genio de la mano de los que fueron agraciados con su presencia en algún momento de su vida.
Aquí en este blog, yo mismo y los compañeros de viaje, os iremos contando cómo fueron los primeros pasos que dimos y cómo avanza esta aventura que está resultando ser un verdadero regalo para nosotros, y espero que pronto también lo pueda ser para todos vosotros. Un saludo.
Enrique Martínez Fuentes
Si bien mi afición al dibujo me ha mantenido de alguna manera ligado al mundo del tebeo, he de decir que nunca he sido un experto en el tema. Más bien soy un lector ocasional y un fiel seguidor de autores puntuales. Fue Chapeu el Esmirriau de Francisco Ibáñez el primer tebeo que recuerdo haber disfrutado plenamente, y el que me empujó a seguir buscando viñetas que satisficieran esa nueva necesidad que creó mi abuelo al regalarme aquel tebeo. Fuera como fuere, mis paseos por tiendas especializadas y de saldos llevaron a que me topase, apenas dos años antes de su muerte, con un material de Vázquez que hasta aquel momento desconocía y que, verdaderamente, me descubrió el potencial humorístico y el cachondeo y la alegría que aquel hombre – si se le dejaba algo de libertad- era capaz de plasmar en sus dibujos y bocadillos rebosantes de maestría. Había descubierto al que para mí siempre será el mejor historietista de todos los tiempos, by Vázquez.
Es un arduo trabajo recopilar material de la mayoría de los dibujantes de este país. Al poco interés que algunas editoriales – ¡ojo! que he dicho algunas- le ponen al hacer dignas ediciones del material que tienen entre manos, al caso de Manuel Vázquez se suma su peregrinaje por numerosas editoriales y publicaciones, lo que inevitablemente nos lleva a toparnos con una mayor dispersión de su obra. Esto hace aun más difícil la tarea de todos nosotros a la hora de intentar recuperar sus páginas. Por no ponernos en lo peor, diré que gracias a esta situación, Manuel Vázquez pudo disfrutar desplegando todo su abanico de posibilidades en revistas y publicaciones de distintas temáticas, que gozaron con la presencia sus dibujos y situaciones para todos los –buenos-gustos. Una extensa y variada obra que el propio Vázquez, junto con el editor de Glenat, Joan Navarro, comenzó a recopilar para dejar testigo de ella allá por el año 1995. Esta revista que “por todo el morro llamamos By Vázquez”- Joan Navarro- se vio truncada por la muerte del genio a escasos 6 meses de la edición del primer numero. El andar tras la búsqueda y “captura” de material Vázquiano, a pesar de resultar una tarea difícil, como he dicho anteriormente, tiene su gratificación directa, ya que siempre supone una sorpresa continua esa variedad de temática y dibujo de la que el autor era capaz. Leer la obra de Vázquez – o parte de ella, porque miren que me queda por descubrir y leer-, supone un inevitable acercamiento a su persona. Los que la conocen bien saben perfectamente de qué estoy hablando. Para los que no la conocen tanto, simplemente decir que “él fue su mejor personaje” – Manolito Vázquez-, y que, a través de sus viñetas, uno se puede ir haciendo una idea de su genialidad aplicada a vivir su vida y a alegrar inmensamente la de los demás, mostrándose siempre tal y como era, “uno de los tíos mas libérrimos que he conocido nunca –Jordi Amorós-.
Manuel Vázquez murió en octubre de 1995, casi casi el mismo día que Jesús Blasco, otro gran ilustrador. Desde entonces y hasta la fecha, unos cuantos valientes han sido los pocos que han querido recuperar parte de la obra del dibujante y evitar que tal genio fuese olvidado. Hay que agradecérselo a mucha gente; a Alejandro V. Cassasola, a Joan Navarro, a Manolito Vázquez y a la gente de Glenat, a Vicky Vázquez, a José Maria Conget, a Enrique Martínez Peñerada, a Jesús Cuadrado y la gente de Sinsentido, a la gente de paginas como 13 Rue del Percebe o de Blogs como Lady Filstrup, a los asiduos a Foros como el de laTIA.com y a otra mucha gente que ha trabajado y está trabajando en honor de Vázquez y que, por culpa de mi ignorancia supina, no soy capaz de citar aquí ahora mismo. El caso es que un servidor, con el mismo afán de rendir tributo a Vázquez y, digámoslo, de satisfacer la necesidad de sentirme lo más cerca posible de las andanzas del genio, llevaba un par de años recorriendo hemerotecas y rastros recopilando información y material Vazquiano para escribir un libro. Como ya habrán podido comprobar, no podría decirse que mi fuerte sea precisamente el arte de las letras, por lo cual del libro pasé a encapricharme de hacer un documental… y ¡oigan, en estas estamos! Tras embarcar en esta aventura a mis amigos y conocidos estamos disfrutando de lo lindo con toda la gente que nos está ayudando, gente que pudo disfrutar del Genial Vázquez, y que ahora nos empapan de su genialidad. Y esto va a ser lo que pretenda este documental, acercar al resto de la gente al Genio de la mano de los que fueron agraciados con su presencia en algún momento de su vida.
Aquí en este blog, yo mismo y los compañeros de viaje, os iremos contando cómo fueron los primeros pasos que dimos y cómo avanza esta aventura que está resultando ser un verdadero regalo para nosotros, y espero que pronto también lo pueda ser para todos vosotros. Un saludo.
Enrique Martínez Fuentes
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