El segundo viaje fue un ir y venir en el día a un destino ya conocido: Barcelona. El objetivo era el mismo: la entrevista, pero los entrevistados habían cambiado y el equipo había sufrido una ligera variación. Cambiamos a un componente por dos: Víctor y Jordi. ¡Y menos mal! Porque si no hubiera sido por ellos el viaje se habría convertido en puro aburrimiento. Tuvieron el detalle de deleitarnos con una cinta de las canciones de Enrique y Ana. Tan pronto cantaba Víctor por Enrique como lo hacía Jordi por Ana, o dejaban todo el protagonismo al dúo artístico. Notas musicales, palabras al aire, palmas y silbidos impregnaban el coche de un sentimiento especial. ¡Una delicia!
Llegados a la Ciudad Condal todo fue de maravilla. Los entrevistados, gente muy maja, como toda la que hemos conocido hasta ahora. Y no por casualidad. Para ser amigo de Vázquez, o se es buena gente, o no hay na que hacer. En esta ocasión fueron Manolito, hijo del susodicho, y Joan Navarro, su último editor, los que compartieron con nosotros vivencias y recuerdos de este gran genio. Oímos anécdotas, tocamos originales, visionamos fotografías… en fin, documentación necesaria para el docu.
Tras la entrevista de la mañana hicimos un parón para comer. Se dejó caer por el restaurante el Ja, a quien habíamos tenido el gusto de conocer en el primer viaje. Un gran hombre. Tras repostar, sólo nos quedaba la entrevista de la tarde. Tuvimos cierto problemilla para hallar el sitio. Se encontraba donde dios perdió el gorro y llegamos tarde, así que tuvimos que hacer la entrevista hablando muy rápido para que todo cupiera.
Bien comidos y bien informados, en torno a las 6 de la tarde nos disponíamos a dejar la ciudad. Se avecinaba tormenta. Tomamos un plano muy bonito de la Torre Agbar entre rayos, bajo el cielo gris, y con las primeras gotas de lluvia pusimos rumbo a casa.
Llegados a la Ciudad Condal todo fue de maravilla. Los entrevistados, gente muy maja, como toda la que hemos conocido hasta ahora. Y no por casualidad. Para ser amigo de Vázquez, o se es buena gente, o no hay na que hacer. En esta ocasión fueron Manolito, hijo del susodicho, y Joan Navarro, su último editor, los que compartieron con nosotros vivencias y recuerdos de este gran genio. Oímos anécdotas, tocamos originales, visionamos fotografías… en fin, documentación necesaria para el docu.
Tras la entrevista de la mañana hicimos un parón para comer. Se dejó caer por el restaurante el Ja, a quien habíamos tenido el gusto de conocer en el primer viaje. Un gran hombre. Tras repostar, sólo nos quedaba la entrevista de la tarde. Tuvimos cierto problemilla para hallar el sitio. Se encontraba donde dios perdió el gorro y llegamos tarde, así que tuvimos que hacer la entrevista hablando muy rápido para que todo cupiera.
Bien comidos y bien informados, en torno a las 6 de la tarde nos disponíamos a dejar la ciudad. Se avecinaba tormenta. Tomamos un plano muy bonito de la Torre Agbar entre rayos, bajo el cielo gris, y con las primeras gotas de lluvia pusimos rumbo a casa.
Irene Moreno
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